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El huésped misterioso del Motel California

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El mundo esta lleno de eventos muy curiosos, que ocurren en cualquier momento del día. Puede pasar en tú casa, en la calle, en los aeropuertos y teleféricos… y los hoteles no son la excepción a la regla. De hecho los trabajadores y dueños de hoteles y moteles tienen una gran variedad de historias interesantes que contar… Sobre todo los moteles. La historia que relataremos hoy, es traía de México, contada por el propio dueño del Motel California. ¿Preparado para conocer su testimonio?

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Era un día de marzo, como cualquier otro en las instalaciones del Motel California (Jiutepec), cuando aparece un hombre apuesto, que inspiraba un aura de misterio, en la recepción del motel solicitando la presencia del dueño.

El Cliente: ¿Está la habitación 39 vacía?
Dueño: Sí, Señor.
El Cliente: ¿Puedo reservar?
Dueño: Por supuesto que puede.
El Cliente: Gracias.

Al registrase en el motel, antes de subir a la habitación, el cliente aprovecho la oportunidad para solicitar al dueño que le proporcionará un cuchillo negro, un hilo blanco de 39 cm y una naranja. Como el buen servicio es la prioridad para la satisfacción del cliente, el dueño no le queda de otra que apegarse al lema: El cliente siempre tiene la razón; sin embargo, estaba intrigado por el cliente y los objetos solicitados.

El cliente, ya registrado e instalado en la habitación, no solicitó ningún servicio adicional… ni siquiera pido la cena de esa noche. Por parte de los empleados, no se supo más nada de él, pero para desgracia del dueño, su habitación estaba justo al lado de la habitación 39.

Pasada la medianoche, el dueño se despertó asustado por escuchar unos ruidos y voces extrañas provenientes de la habitación de al lado. Era algo similar a voces de animales salvajes, utensilios y platos cayéndose al suelo. Esta demás decir que el pobre señor no pudo dormir durante esa terrible y escandalosa noche.

Al día siguiente, el dueño del motel no podía dejar de preguntarse: ¿Qué pudo haber causado semejante escándalo de anoche?. La respuesta solo la tiene el cliente o solo la pude obtener revisando la habitación 39.

Transcurrió la mañana y el cliente bajo a entrar las llaves de la habitación. El duda pudo más que el miedo, el dueño fue el primero en revisar el estado de la habitación. Se podrán imaginar la cara de asombro del dueño al observar que la habitación se encontraba en perfecto estado. Nada inusual. Incluso encontró el cuchillo negro, el hilo,  y la naranja ordenados en la mesa.

El cliente pagó la cuenta, le dio a los botones una muy buena propina y dejó el motel satisfecho. El dueño estaba bastante consternado, no podía darse una explicación lógica de lo que vivió esa noche. Sin embargo, no quiso revelar esta anécdota a sus empleados, pero comenzó a dudar de sí mismo.

Paso un año y el cliente apareció de nuevo. Pidió volver a ver al dueño, la habitación 39, el  cuchillo negro, un hilo blanco de 39 cm y una naranja. ¡Ah que lió! El dueño intrigado, solo quería conocer la verdad tras este hombre misterioso.

Esta vez, pasó la noche sin dormir, esperando que pasará lo de la otra vez… y obtuvo lo que buscaba. Después de la medianoche, las mismas voces y ruidos comenzaron, pero esta vez fue más fuerte y más indescifrable que el año anterior. No pudo resolver nada, lo que quedo fue más intriga.

Tal cual como la vez anterior, el cliente pagó su cuenta y dejó una gran propina en la mesa para los botones. Su satisfacción era tan grande que se notaba en su cara, y el dueño no podía explicarse la actitud del cliente, ni lo ocurrido en la noche anterior… así que tuvo que esperar hasta el año entrante.

Para su sorpresa, el primer día de marzo, apareció el cliente, pidiendo lo mismo que los dos años anteriores. Quería reservar la misma habitación y quería tener las mismas cosas que antes.

La noche paso igual, el dueño volvió a oír los mismos ruidos, esta vez más fuerte que las veces anteriores, y su intriga crecía una vez más. Ya por la mañana, cuando el cliente estaba saliendo del motel, el dueño se disculpó cortésmente y pidió conocer el secreto detrás de los ruidos.

El Cliente: Si te digo el secreto, ¿prometes no decírselo a nadie más?
Dueño: Te prometo que nunca voy a dejar que nadie lo sepa. Jamás revelaré tu secreto.

Así que, finalmente, el cliente reveló su secreto al dueño.

Desafortunadamente, el dueño era una persona íntegra y hasta ahora no ha revelado su secreto a nadie.

Cuando lo haga, te lo haré saber… Gracias por leer 📖
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