Varios rincones en Verona para descubrir y soñar con el pasado de Italia
Verona es una ciudad que enamora. Es una de las ciudades italianas más visitadas, pero no está tan masificada como puede estarlo Roma o Venecia. Un rincón en el que el viajero puede sumergirse en la historia del país y sentirse integrado en sus calles. Estas rememoran el pasado de la ciudad y recorriéndolas se respira el aire que ha dado forma a Italia a lo largo de los siglos.
En un artículo anterior hemos podido ver varios lugares que hay que visitar cuando se está en la ciudad, pero Verona es demasiado grande como para comentarla en un solo artículo. Vamos a recorrer un poco más las calles de Verona y descubrir qué se esconde en ellas y cómo podemos hacer que la visita, en otoño o en cualquier otro momento del año, se convierta en algo inolvidable.
Vamos a entrar a la ciudad por la Porta Bosari, uno de los accesos primitivos a la misma, que se edificó en el siglo I. Vale, no hace falta entrar a Verona por este acceso, pero desde luego, hay que visitarla. Esta, y el resto de puertas de la ciudad que se mantienen en pie. Son los Portoni della Bra, que están unidos a la Torre Pentagona. Están incluidos en la antigua muralla medieval que protegían Verona. Los dos arcos conectan con la Piazza Bra, una de las que hay que recorrer con calma.
En la Piazza Bra vas a encontrar una gran cantidad de edificios historicos. El Palazzo Barbieri acoge al ayuntamiento de Verona. No es el único palacio que se encuentra en la plaza, porque también vas a encontrar el Palazzo della Gran Guardia. En esta plaza también está la Arena, así que se convierte en un lugar indispensable para visitar.
Y en esta plaza no hay que olvidar disfrutar de sus terrazas, tomar un café, un spritz o cualquier otra cosa, mientras se admiran estos edificios emblemáticos.
También hay que acercarse hasta el Adige y cruzarlo por cualquier de los dos puentes que permiten hacer esto. Uno de ellos es el Puente de Piedra, que está cerca del Teatro Romano. El otro es el Ponte Scaligero, que conduce hasta el Castelvecchio. En cualquiera de los dos se puede obtener unas vistas marvillosas de Verona.
El Castelvecchio se construyó en el siglo XIV y a lo largo de los siglos ha tenido varias funciones, además de la propia que tienen este tipo de construcciones defensivas. Hoy, en su interior se ubica el Museo de Castelvecchio, con una interesante colección de arte italiano y europeo. Las obras de Rubens, Paolo Veronese, Pisanello y Mantegna, además de esculturas e incluso joyería medieval.
Esto es parte de lo que esconde Verona, que continuaremos recorriendo en futuros artículos, para que no te dejes nada cuando visites esta ciudad del Véneto italiano. Fuente: porconocer