La Bretaña francesa está repleta de ciudades cuanto menos curiosas. Destinos que suelen enamorar al viajero y que consiguen que se quiera volver para descubrir las maravillas que atesoran. Nantes es uno de esos lugares que se suelen visitar más de una vez. Se trata de la ciudad que vió nacer y crecer a Julio Verne, así que ya tiene un especial interés para quien hemos disfrutado de sus historias.

Pero Nantes es mucho más y aunque es una ciudad pequeña y recogida tiene muchas cosas que se pueden descubrir. Es una ciudad donde el arte tiene un espacio muy importante y permite descubrir varias galerías de arte y el trabajo de numerosos artistas. Como siempre decimos, hay que pasear la ciudad. Hay que callejear y aunque haya una ruta pensada, es indispensable dejarse sorprender por lo que puedes encontrar en tu paseo.

Uno de los principales monumentos de Nantes es el Castillo de los Duques de Bretaña. Esta fortaleza se alza en el centro de la ciudad y es una fortaleza de origen medieval que sirvió como palacio ducal. Uno de sus alicientes es el foso que la rodea, junto con una zona ajardinada. Se levantó en el siglo XIII y ha sido restaurada varias veces a lo largo de los siglos, hasta dar forma a su configuración actual.

Pero una de las cosas que más sorprende en Nantes es la visita a la isla de Nantes. En ella se abre la nave de los autómatas, donde se almacenan y muestran muchos de estos artefactos. El más conocido y fotografiado es el famoso elefante de 12 metros de altura que realiza paseos por la isla. Tiene un peso de 40 toneladas y se mueve lentamente con hasta 30 pasajeros encima. Este elefante realiza tres rutas, de unos 30 minutos cada una, que causan sensación tanto para quien está viajando sobre él como para quien lo ve desde el suelo.

Además, el elefante tira agua por su trompa, lo que en verano se hace todavía más interesante. Junto al elefante, se puede encontrar también el Carrusel de los Mundos Marinos. Este tíovivo tiene tres alturas y una altura de 25 metros. La vida marina forma parte de la atracción, en la que sus asientos están basados en animales marinos.

Paseando por las calles de Nantes se van a poder descubrir muchas más cosas, como la fábrica original de las galletas LU, la torre de Bretaña, desde la que se obtiene una vista magnífica de la ciudad y muchos más argumentos para disfrutar de verdad de una ciudad de fantasía. También se pueden visitar las tiendas de las tiendas del Passage Pommeraye, que están distribuidas en tres pisos y no solo es un lugar para comprar, sino también para visitar sin más. Fuente: porconocer